Ante la llegada del calor intenso necesitamos buscar alternativas para refrescar el ambiente. Una de las soluciones más populares en los últimos años es el uso de sistemas de nebulización. Cada vez son más frecuentes, no solo en terrazas de bares o restaurantes, sino también en jardines privados, eventos al aire libre, invernaderos o espacios industriales.
Su mecanismo funciona mediante la expulsión de pequeñas gotas de agua a presión. Lo que consigue es humidificar y refrescar el aire al evaporarse.
Para que funcione correctamente es imprescindible contar con una bomba adecuada, un sistema de filtrado para evitar obstrucciones y una red de conductos con orificios muy pequeños. La presión del agua puede variar dependiendo del uso que se le quiera dar, baja para espacios domésticos y alta para aplicaciones industriales o agrícolas.
Entre los principales beneficios de los nebulizadores destaca su capacidad para reducir la temperatura ambiente hasta 10 grados. Supone una alternativa eficaz y de bajo consumo frente a los ventiladores tradicionales. Además, muchos modelos permiten la programación automática del encendido y apagado, optimizando el uso del agua.
En espacios con vegetación, estos sistemas ayudan a mantener la humedad del ambiente sin encharcar el terreno. Esto es muy útil en cultivos o jardines delicados. También pueden utilizarse para aplicar tratamientos agrícolas disueltos en agua.
Otro punto fuerte es su utilidad para mejorar la calidad del aire. Ya que eliminan polvo, polen y olores, algo que agradecen especialmente las personas con alergias. Además, al aumentar la humedad, reducen la presencia de mosquitos, muy molestos en verano.
A pesar de sus ventajas, los sistemas de nebulización también presentan riesgos que deben tenerse en cuenta. El más importante es el relacionado con la legionella, una bacteria que prolifera en ambientes cálidos con agua estancada y que puede transmitirse por la inhalación de gotas contaminadas. Para evitarlo, es imprescindible cumplir con el Real Decreto 865/2003, que exige controles sanitarios, desinfección adecuada y mantenimiento periódico del sistema.
Un uso incorrecto puede generar problemas como la aparición de hongos o el deterioro del suelo si no se adapta bien al tipo de cultivo o terreno. También es importante evitar instalar estos sistemas en zonas muy ventosas, ya que el aire dispersaría el agua y reduciría su efectividad.
Los sistemas de nebulización son una solución versátil y eficiente para combatir el calor. Pero se deben utilizar con precaución y siguiendo las recomendaciones sanitarias.
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