Una forma eficaz de medir nuestra salud: Por qué ir al baño es como un ‘termómetro’

“El intestino no solo procesa comida, también experiencias”

Lucía Villalba

Ir al baño es una acción cotidiana, pero su relevancia para nuestra salud va mucho más allá de lo que parece. Según numerosos expertos en salud digestiva, observar nuestras heces puede convertirse en una herramienta eficaz para conocer el estado de nuestro organismo. La regularidad, el aspecto y la facilidad con la que vamos al baño pueden actuar como un auténtico «termómetro» de nuestra salud intestinal y emocional.

¿Por qué ir al baño es como un ‘termómetro’?

baño estreñimiento
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La digestión no es un proceso aislado, sino un sistema complejo que implica al intestino, al sistema nervioso y al sistema inmunológico. De ahí que cualquier alteración se refleje en ir al baño. “El intestino no solo procesa comida, también experiencias”, explica Inmaculada Borrego en una entrevista para la web de Informativos Telecinco. Ella es especialista en salud digestiva y autora del libro ‘Lo que tu mente calla, tu intestino lo grita’.

La microbiota intestinal juega un papel esencial en este proceso. Este ecosistema de bacterias y microorganismos no solo ayuda a digerir los alimentos, sino que influye directamente en el sistema inmunitario, la energía diaria e incluso el estado de ánimo

Cuando esta microbiota está alterada, ya sea por una dieta inadecuada, estrés sostenido o falta de descanso, el cuerpo empieza a manifestar síntomas digestivos que no deben ignorarse. Desde hinchazón y gases hasta estreñimiento o diarrea frecuentes.

Señales como la urgencia repentina por ir al baño, la presencia de mucosidad, o cambios notables en la frecuencia son indicadores de que algo puede no estar funcionando correctamente

La diarrea puede reflejar un estado emocional de estrés o ansiedad, mientras que el estreñimiento podría estar relacionado con tensión acumulada o la represión de emociones. Por eso, más que síntomas aislados, son señales de alerta que el cuerpo utiliza para expresar desequilibrios internos.

Pero el baño no es el único «mapa» de nuestro estado interno. La lengua también actúa como una especie de espejo digestivo. Su color, textura y apariencia pueden ofrecer pistas sobre la salud intestinal. Una lengua muy blanca puede indicar hongos o digestiones lentas, mientras que una lengua roja brillante puede sugerir inflamación o carencias nutricionales.

Prestar atención a estas pequeñas señales cotidianas es una forma sencilla y eficaz de cuidar nuestra salud. No se trata de obsesionarse, sino de aprender a escuchar lo que el cuerpo intenta decir. Porque, como recuerda Borrego: “El cuerpo no se inventa nada. Si se queja, es porque algo no va bien”. Ir al baño, en ese sentido, puede ser mucho más revelador de lo que imaginamos.

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